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Ha pasado un año y medio desde que comenzó la pandemia y esta ha dañado fuertemente no solo el tejido empresarial del país, sino también el ánimo y la salud, tanto física como mental, de muchas personas. Se habla muchísimo de la recuperación económica; y esta es necesaria para que todo vaya bien a nivel social y psicológico. Pero…. ¿Y si la clave es cambiar perspectivas que ya no sirven y aprender a cuidarnos más personal y socialmente? Brindemos no solo por el crecimiento económico, sino también por la recuperación en 2022 de las personas.

Artículo elaborado por Pedro Alcoba González, especialista en comunicación y responsable de Contenidos en las Webs de Extra Software.

CONTENIDOS

De la Gran Dimisión al síndrome del Burn Out

Una recuperación en 2022 centrada en las personas

Piensa en global, actúa en local

Conclusión

En octubre de este año el 64% de los españoles reconocían haber tenido ansiedad, fatiga o agotamiento a causa del trabajo, mientras que los psicólogos informaban un aumento del 20% en las consultas. Junto al drama de los problemas de salud generadas por la Covid-19, las decenas de miles de personas fallecidas en España y las complicaciones surgidas por el colapso del sistema sanitario, como efecto colateral,  han producido un deterioro de la salud mental de la mayoría de la población española. Si la recuperación en 2022 no tiene en cuenta este elemento no será sostenible a largo plazo.

De la Gran Dimisión al síndrome del Burn out

Mientras se debatía la fórmula ideal de teletrabajo, híbrida o totalmente presencial; un cierto porcentaje de los trabajadores decidían que ninguna de las tres. Es decir, lo que querían era dejar un trabajo que ya no les motivaba y cambiar su lugar de residencia de la ciudad al campo. Entre abril y septiembre de 2021, 24 millones de estadounidenses abandonaron sus trabajos. Se describió el fenómeno como “La Gran Dimisión”.

En España no existe el suficiente nivel de empleo como para que se pueda producir un fenómeno como el de Estados Unidos, pero sí se percibe un desencuentro entre los empleadores y los empleados. Hay puestos de trabajo que ahora cuesta cubrir por las malas condiciones laborales (salario, estabilidad, tipo de tareas, …). No solo eso, también ha habido muchas protestas en sectores como el metal, el transporte, la agricultura, …

La conclusión parece clara: Muchas personas han vivido de cerca lo que arrebata la enfermedad, tanto física como mental, y se han pensado si les compensa trabajar en según qué condiciones. Otros piensan que es mejor detenerse un poco antes de sufrir el síndrome del trabajador quemado o burn out. Este síndrome se definió por la OMS en 2019 como “estrés crónico en el puesto de trabajo”; y tiene tres claras consecuencias: agotamiento profundo, actitud negativa hacia el trabajo y reducción de la eficacia profesional. Según Jennifer Moss, autora de The Burnout Epidemic, las consecuencias de este síndrome suponen una pérdida de casi 100.000 millones de dólares en productividad anual en todo el mundo. Lo escalofriante es que también supone la muerte de 120.000 personas al año solo en Estados Unidos.

¿Podría, pese al alto nivel de paro en la sociedad española, haber llegado a un momento en el que los trabajadores anteponen su bienestar físico y mental a unos ingresos exiguos ganados con muchas horas o mucho esfuerzo?

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recuperación en 2022 de las personas

Una recuperación en 2022 centrada en las personas

Las crisis de todo tipo (y la sanitaria lo ha sido) no siempre implican un cambio de paradigma; pero sí tendemos a replantearnos nuestras prioridades y objetivos, explorar nuestros intereses y finalmente plantearnos los cambios.

Una de las cosas importantes que ha traído es la experiencia del teletrabajo. Según un estudio de LiveCareer realizado a un año del comienzo de la pandemia, un 61% de trabajadores quería continuar con el teletrabajo.  Este porcentaje, según el índice de tendencias laborales de Microsoft, realizado en 31 países, ha subido al 70% actualmente. Pero, además, el primer estudio citado afirmaba que el 29% prefería buscar otro empleo antes que dejar de teletrabajar.

Y es que con el teletrabajo hemos recuperado elementos de nuestras vidas que antes no valorábamos y dábamos por hecho, como el hogar, la familia, la cocina y disfrutar de la comida con menos prisas, … Esto se ha unido a otros elementos y nos ha hecho comprender que el trabajo, aunque sea a lo que dediquemos más horas, es solo una parte de nosotros mismos y de nuestras vidas. Las pérdidas que hemos vivido nos han hecho darnos cuenta de que, si hay que elegir, la familia, la salud, e incluso los amigos, están por encima de él. Por eso podemos relativizar y colocar en su justo lugar los problemas laborales. La vida con nuestra familia y amigos no es sostenible sin el trabajo, pero la hiperproductividad en este no debe mantenerse a costa de aquellos.  Necesitamos trabajar para vivir, pero no vivimos solo para trabajar.

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BRINDIS-2 por el 2022

Piensa en global, actúa en local

Otro elemento que ha puesto de relieve la pandemia, en especial la última variante ómicron del coronavirus, surgida en Sudáfrica, es la interconexión global. Nos hemos dado cuenta de que de nada sirve asegurar la salvación de una parte de la población mundial (concentrada en países occidentales), si el resto del globo sigue sumido en lo peor de la pandemia. Porque, en un movimiento de bumerán, el virus que hemos conseguido expulsar de nuestros territorios, vuelve a nosotros corregido y aumentado.

Por otra parte, la sensibilidad medioambiental ha aumentado. La última encuesta de PwC, realizada entre octubre de 2020 y marzo de 2021 ha destacado que un 40% de los consumidores encuestados aseguran sentirse mucho más eco-friendly (respetuosos con el medio ambiente) que hace seis meses.

La gente también ha empezado a preocuparse por lo que sucede en su entorno. Con el confinamiento y la dificultad para hacerse con bienes de primera necesidad, sobre todo para los ancianos, surgieron redes de apoyo vecinales, como Frena la Curva,  que en muchos casos se han mantenido. Mucha gente se inscribió en ONGs para prestar apoyo a colectivos desfavorecidos y otros apoyaron los mercados cooperativos. Muchas empresas también cedieron parte de sus recursos para fabricar recursos sanitarios como mascarillas o equipos EPI. Cruz Roja informó recientemente de que el interés en el voluntariado ha crecido más del 80%. Este nuevo interés en lo local se tradujo también en el consumo. Según la encuesta de PwC citada, el 37% de los consumidores encuestados en el mundo afirmaban también hacer un consumo más local en los últimos seis meses.

Conclusión

En conclusión, hemos descubierto que el sistema económico por sí solo no puede hacer nada por nosotros, si no empezamos a preocuparnos más de nosotros mismos y los que nos rodean. Somos vulnerables y dependemos mucho más los unos de los otros de lo que creemos. La recuperación económica nos traerá mayor bienestar, pero no lo hará todo. La pandemia nos ha hecho recordar el valor de la vida humana, de la salud, de las relaciones humanas y de las conexiones con el resto de la humanidad. Brindemos por una recuperación en 2022 que no olvide todo esto y devuelva a las personas y la interconexión entre ellas el centro del que nunca debió desplazarlas la productividad del sistema económico.

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